Hace unos días asistí a una de las muchas charlas que la International Coah Federation, de la que soy miembro, tiene a bien organizar para los Coach que andamos intentando llegar a algún sitio con esto del coaching.
Jose Pedro García (Josepe, como a él le gusta que lo llamen), gran coach y excelente orador, me recordó lo importante que es ser el primero en ofrecer algo. La clave para llegar al éxito en cualquier objetivo que nos fijemos es tener alguna diferencia. Si no buscamos en qué podemos ser diferentes, qué podemos ofrecer que no está ya explotado, siempre seremos los segundones. La fama, el éxito y los laureles ya sabemos que son sólo para el primero.
Hay muchos refranes populares que apoyan esta idea. Un ejemplo es éste: Quien da primero da dos veces.
Con esta idea metida en la cabeza salí de la charla en un bullir de pensamientos, todos ellos relacionadas con cómo encontrar algo diferencial para mi empresa y para mí misma (que no es lo mismo). Casi no pude dormir, se me abrían los ojos como platos en mitad de la noche, intentando encontrar algo en la oscuridad.
Y por fin vino la idea, la ilusión “global”. El ciclo de la ilusión, que empieza en cada empleado y se expande en ondas como una gota de agua que cae y genera ondas de influencia. La primera onda llega al equipo de trabajo y al final, llega al cliente, que es a quien tenemos que convencer de que confíe en nosotros.
Sin embargo, tras EREs encubiertos o explícitos, altamente desmotivadores para los que se quedan, ¡¡que no nos vengan ahora a pedir sin más que RECOBREMOS LA ILUSIÓN!!!, como una arenga al estilo japonés.
No señores, nuestros empleados están molestos, han visto irse a compañeros, “no indispensables” en estos momentos (aunque lo fueron, y mucho, en otros tiempos más florecientes). El ánimo está flojo y nuestro capital humano anda más preocupado por si les tocará salir en breve que por hacer las cosas incluso mejor que antes con menos medios.
Las reducciones de costes que estamos sufriendo, hacen que la formación de alta calidad, el outdoor training y otras iniciativas, se hayan convertido en un artículo de lujo. Como mucho, las empresas están manteniendo los programas de formación in company que son susceptibles de bonificación.
He aquí el reto: ¿Cómo encontrar una solución que consiga los mismos resultados motivacionales pero a un precio mucho más asequible?
Pues pensando en cómo vivir experiencias formativas con pocos medios, sin malgastar los escasos recursos disponibles en impactantes aunque carísimas metodologías, decidí “englobar” la formación y el material de bajo coste. Y cuando hablo de “englobar” lo hago literalmente: ¿Por qué no utilizar construcciones con globos? Podemos conseguir estructuras complejas uniendo otras más simples realizadas por varios equipos. Por ejemplo, podemos conseguir un puente desde la situación de crisis actual hacia la situación deseada de ilusión por el futuro. Todo ello con un material tan barato y versátil, como los globos de colores.
¿No es esto creativo? ¿No contribuye esto al efecto Medici de Frans Johanson? Johanson denomina la proliferación de ideas nuevas el efecto Medici, haciendo referencia al notable estallido de creatividad que favoreció la familia bancaria de los Medici en la Italia del Renacimiento.
En épocas como esta que vivimos es cuando se agudiza el ingenio. Salgamos de la apatía y el desánimo con una ILUSIÓN GLOBAL.